- Como
quieras - le digo. Abro el portal y subimos en ascensor. Marcos se mira en el
espejo y se coloca como puede el pelo. Me pongo nerviosa. Me doy cuenta de lo
que estoy haciendo, le voy a dejar pasar a mi casa y,¡le he conocido hoy! ¡Ni
si quiera sé cómo es! Me muerdo las uñas nerviosa cuando llegamos a mi piso.
Abro la puerta insegura. Pasamos dentro.
- Voy a
cambiarme, ¡espera aquí eh! - le digo sin ni si quiera mirarle. Voy a mi habitación
y cojo lo primero que encuentro y me visto rápido.
- Bonita
casa - oigo que me dice Marcos desde el salón. Voy a ver qué hace en cuanto
termino de vestirme. Está mirando unos marcos de fotos.
- ¿Esta eres
tú? - me pregunta señalando una foto mía de pequeña. Asiento y él sonríe. - Que
mona, aunque ahora eres mucho más guapa - me dice pasándome una mano por la
cintura y mirándome a los ojos. Me pongo nerviosa y me retiro de su lado. Él se
ríe y me acaricia la mejilla dulcemente. Se gira y sigue viendo las fotos. Le
miro fijamente y sonrío involuntariamente.
- Bueno... ¿Nos
vamos? - le digo acercándome a la puerta.
- Ah, claro
- me dice mirándome algo decepcionado. Salimos de mi casa y bajamos en
ascensor. Fuera ya apenas llueve y caminamos en silencio hacia el parque de al
lado de mi casa. Me siento en un banco debajo de un árbol y él se sienta a mi
lado, pegado a mí, pasa su brazo por mi hombro y me retira el pelo de la cara, pasándomelo
por detrás de la oreja. Le miro y veo sus ojos clavados en mí.
- Eres
preciosa - me susurra cerca del oído. Me estremezco y sonrío ligeramente. Un
cosquilleo me recorre todo el cuerpo. Estoy nerviosa, pero me siento bien a su
lado. Se acerca a mí y me besa la mejilla, después me acaricia haciendo que me dé
un pequeño escalofrió. Me apoyo en su hombro mientras él me acaricia el pelo.
- ¿Quieres
que vayamos a dar una vuelta? - me dice incorporándose un poco y sonriendo.
Asiento con la cabeza y me levanto. Estoy embobada, parece como si estuviese en
las nubes, no sé qué me pasa, pero es agradable. Me agarra la mano y andamos
por las calles.
-¿Te enseño
"mi sitio"? - me dice mirándome a los ojos con una sonrisa alegre.
- Vale - le
contesto. Me aprieta más fuerte la mano y tira de mí. Vamos prácticamente
corriendo y me lleva a un parque donde solía ir a menudo con Sergio a sacar a
su perro. Es grande y bastante bonito, está lleno de árboles, arbustos
frondosos y flores de distintos colores. Aminoramos el paso y nos adentramos en
el parque, andando, tranquilos, sin prisa, de la mano. Andamos por un pequeño
camino de piedra bordeado por pequeñas florecillas. Me suelta la mano y me
agarra de la cintura. Tira de mí hacia la derecha y nos metemos entre los
arbustos.
- ¡Eh! ¿A dónde
vamos? - le digo poniéndome nerviosa de nuevo.
- Tranquila,
yo sé lo que hago - me dice mientras nos adentramos entre las plantas. Llegamos
a un pequeño camino de tierra, por el que no parece que haya pasado mucha
gente.
- ¿A que no conocías
este camino? - me dice sonriéndome mientras seguimos adelante. Niego con la
cabeza y le sigo, mirando todas las flores y plantas de mi alrededor. Llegamos
a una pequeña y bonita fuente, llena de enredaderas, iluminada por una luz que
tiene en lo alto y con cuatro bancos blancos alrededor, el suelo de madera
forma un hexágono.
- Aquí vengo
cuando tengo problemas y necesito pensar, eres la primera persona que traigo aquí
- me dice mientras me mira a los ojos. Me vuelve a agarrar de la mano y nos
sentamos en uno de los bancos. Miro a mi alrededor, apenas se ve el cielo por
los árboles. Parece un lugar mágico. Miro a Marcos de reojo, que mira la fuente
embobado, sonrío disimuladamente y me apoyo en él. Me abraza y me besa la
frente.
- Eres increíble
- le susurro sin mirarle. Noto como sonríe y me acaricia la mejilla retirándome
el pelo, me incorporo y le miro, es guapísimo. Me besa dulcemente la mejilla y
se queda mirándome a los ojos. Apoya su frente contra la mía.
- Nunca había
conocido a nadie como tú, enserio - me susurra. Se acerca aún más a mí y me
besa. Me abandono en sus brazos y le beso yo también. Me acaricia suavemente el
pelo y la nuca. Poco a poco nos separamos y me mira a los ojos sonriente.
- Me parece
que tendremos que quedar más días, ¿no? - me pregunta con una sonrisilla pícara.
Sonrío y me abraza - Creo que deberíamos irnos ya, empieza a anochecer - me dice
mirando al poco cielo que se ve desde allí. Asiento y nos levantamos. Volvemos
a adentrarnos entre los arbustos y volvemos al camino de piedra del principio.
Me agarra de la cintura y me acompaña a casa.
- Bueno, ya hablaremos - me dice metiendo la mano en
mi bolsillo del pantalón y sacando mi móvil, le miro extrañada. - Aquí tienes
mi número - me dice después de haber escrito algo en mi móvil, y me lo vuelve a
meter en el bolsillo. Se acerca y me da otro beso, suave y rápido - Me voy ya, ¡hasta
pronto! - me dice alejándose y guiñándome un ojo. Me quedo en la puerta, mirándole,
hasta que desaparece por una calle y me meto al portal.
parece bueno, pero es demasiado perfecto. algo me dice que no es tan bueno como aparenta.
ResponderEliminarme parece que Sergio es sincero y éste va a ser malo.
ResponderEliminarMe asusté cuando la metió por los arbustos... Sigue dándome mala espina. ¡Que aparezca Sergio ya y la sorprenda o la emocione!
ResponderEliminarMe encanta
ResponderEliminarSigueeee
Queremos maaas!!!
Me encanta!!!! siguee, escribes genial!!
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