miércoles, 13 de noviembre de 2013

Capítulo 8

¡¡Ding, dong!! Me despierta el timbre. Aún medio dormida escucho como mi madre me llama desde abajo.
-Eva, es Judith – me grita.
- Pues que suba – la contesto bordemente. Entonces veo unos mechones de pelo naranja y un ojo color miel asomando por la rendija entreabierta de la puerta.
- ¿Se puede? – me pregunta.
- Claro, pasa – la digo mientras me incorporo en la cama, me coloco un poco la camiseta y me aliso como puedo el pelo con los dedos. Abre la puerta y entra cerrándola tras de sí. Se sienta a mi lado en la cama cogiendo mi peluche de Bob Esponja y poniéndoselo sobre su regazo.
- Es que estaba aburrida en mi casa, siento haberte despertado. Cuando tu madre me dijo que estabas durmiendo la dije que mejor me iba pero insistió en que subiese y en que te despertases, dice que así lo único que haces es desaprovechar tu vida -  me explica mientras juguetea con el peluche.
- No pasa nada, ella es así, además tiene razón, estaba desperdiciando la tarde -  la digo medio riéndome.  Aunque hubiese preferido seguir durmiendo.
- Ayer no encontré nada que me quedase bien, estoy demasiado gorda -  me dice cruzándose de brazos enfurruñada como una niña pequeña.
- Oh vamos, no digas eso nunca más Judith. ¡Si estás para comerte! – exclamo mientras me tiro sobre ella abrazándola y besándola.
- Aggh, me has llenado la cara de babas -  me dice limpiándose cuando consigue zafarse de mí. Entonces juntas nos reímos a carcajadas mientras intento darla más besos.
- Mira, hacemos una cosa, el próximo día te acompaño yo de compras, ya verás como encontramos algo que te guste -  la propongo cuando conseguimos relajarnos.
- Está bien, me parece buena forma de compensarme por esto que me acabas de hacer -  me dice mientras hace como que se sigue limpiando la cara. Me río mientras la miro. Es la mejor. – Bueno, ¿y tú al final que hiciste ayer?  -  me pregunta cambiando de tema.
- Pues… -  la digo sin mirarla, se da cuenta y se lanza encima de mí.
- ¿El qué? ¿Eh? Cuenta ¡YA! – grita entusiasmada, es la chica más cotilla que he conocido jamás, tiene que saber siempre todo, aun que luego guarda muy bien los secretos.
Entonces cuando consigo que se quite de encima, la cuento todo lo que pasó ayer con  Marcos. Según avanza la historia más impresionada parece. Tiene los ojos como platos, aun que permanece callada hasta que termino de hablar.
-Increíble – dice simplemente cuando acabo.  -  ¡Que romántico, que mono, que perfecto, que todo! – grita por fin mientras pega un salto en la cama.  – Yo quiero conocer a un chico así para mí – me dice ilusionada mirando al techo mientras abraza al Bob Esponja apretándolo contra su pecho.
- Tú conseguirás a uno mejor – la digo acariciándola el pelo.
- Bueno, ¿y tú crees que ya sois novios o algo así?
- Pues supongo, antes cuando le he llamado me ha dicho que soy mucho más que una amiga, eso es que somos pareja, ¿no? Además con Álex, en cuanto nos besamos… me dijo que ya éramos novios – le cuento indecisa.
- Sí, claramente lo sois – me dice la pelirroja sonriendo.  – Ay, ¡que ilusión! – grita abrazándome. Sonrío ampliamente, nuevamente parece que soy feliz.

-¿Sabéis que Eva se ha echado novio? – grita entusiasmada Judith en clase. Primera hora, esperando al profesor de matemáticas, un lunes, algo matador, pero parece que Judith se ha empeñado en hacerme entretenida esa hora. Los demás, Sergio, Alberto y Cris, me miran sorprendidos.
- ¿Estás saliendo con él? -  me pregunta Cris levantando las cejas, sorprendida.
- Claro que sí, la dijo que eran mucho más que amigos – grita emocionada de nuevo Judith. Parece que a la pelirroja, la idea de que esté con Marcos, la hace incluso más ilusión que a mí.
- Ah – susurra Cris sonriéndome. No sé si son mis imaginaciones o que es muy pronto y no me entero de las cosas, pero me parece que la sonrisa de Cris es un tanto forzada. Quizás esté pensando en algún chico o la ha pasado algo, debería preguntarla, pero ahora no, cuando estemos a solas.
- ¿Y quién es el afortunado? – pregunta Alberto, no parece tan emocionado, ni si quiera ha sonreído al escuchar la noticia, al igual que Sergio, ambos permanecen serios.
- Un chico del equipo de Jose – responde de nuevo Judith.
- Oye pelirroja, podrías dejarme hablar a mí de vez en cuando, ¿no crees? – la digo sonriéndola.
- Oh, sí, claro, perdona Eva – me dice mirando al suelo avergonzada. Me acerco, la levanto la cabeza apoyando mi mano en su barbilla y la sonrío. Me mira, sonríe sonrojada y me abraza. De verdad, me encanta esta chica de las pecas, no hay otra igual.
- ¿Desde cuándo le conoces? – pregunta Sergio, sentándose en la mesa que tengo al lado.
- Pues… desde ayer – les cuento.
- ¿Desde ayer y ya salís? – grita Alberto - ¿Pero qué es esto? Así va el país… -  dice moviendo la cabeza negativamente mientras mira al suelo. Me quedo callada, sin saber qué decir, justo ahora Judith tiene que dejarme hablar, ¿no? De verdad esta pelirroja… no sabe cuando le toca ayudar…

- Eh, sentaos todos – salvada por el profe. Todos corremos a nuestros sitios y nos precipitamos sobre los pupitres antes de que al señor Paco le dé tiempo a ponernos un parte por estar fuera de nuestro sitio. 

3 comentarios:

  1. Simplemente genial...me encanta esta novela

    ResponderEliminar
  2. :( Yo me imagino la carita que se le debe haber quedado a Sergio... que pena...
    Yo creo que el tío ese no es trigo limpio ¬¬
    PD: como dato, crítica constructiva, desde el cariño, deberías de cuidar los laismos :S

    ResponderEliminar
  3. no me gusta nada el chico con el que sale Eva, eso de que esté con una y le diga que es sólo una amiga da que pensar. Sergio en cambio me encanta.

    ResponderEliminar